miércoles, 9 de junio de 2021

A TODOS QUIERE LA TIERRA.

Va haciendo callo la pena

para soportar la vida,

más si la pena no es propia,

se va quedando a la espera,

las penas, cuando son nuestras,

son más penas que las otras,

y así, con penas y penas,

sigue girando la noria.

 

El pobre, al margen se queda,

mientras quienes tienen medran,

dando sin mirar la espalda,

al hambre que otros padezcan,

así, soportan la hambruna,

sequía, olvido y miserias,

como seres menos válidos,

para aquellos que les niegan.

 

Que no se queden sin agua,

que no se queden sin tierras,

que no se les niegue el pan,

a quienes el hambre aprieta,

que no se queden sin casas,

que no les roben la hacienda,

que no haya dolor y muerte,

no crezcan en la tragedia.

 

El sol, ha salido ya,

siempre está, si se le espera,

oculto o se manifiesta,

con la mirada redonda,

dando calor a quien tiembla,

nada pide por los rayos,

que dan vida, que calientan,

a los ateridos cuerpos,

a las almas que se hielan.

 

Generosa es nuestra Madre,

amada y querida Tierra,

que a todos da de comer,

que da pitanza al planeta,

a todos, sin importar,

el lugar donde se crezca,

y no distingue el color,

de la piel, de donde venga.

 

Amor, quiere el corazón,

algunos tornan a piedra,

y así, su espíritu enquistan,

sin alma, sus sangres riegan,

sus insensibles cabezas.

Amor, quiere la razón,

que toda vida es auténtica,

que nunca reine la ofensa.

 

Va haciendo callo la vida,

va cauterizando heridas,

va endureciendo la senda,

más, que el corazón, sea carne,

que palpite ante la pena,

que cada latido intente,

ver la pena de otra gente,

que en la hambruna vive inmersa.

 

Hay quienes de gula mueren,

otros, no comen siquiera.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri 

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