Pide el labriego agua y sol,
pide el hambriento sustento,
pide más el avariento,
y pide, a quien le robaron,
la dignidad y los derechos,
con la ira de la razón,
con la verdad y respeto,
ni humillación, ni desprecio.
Con la mirada en el centro,
donde grita la verdad,
quiero hacer un agujero,
y que se haga realidad,
la pasión que late dentro,
la lucha interna que arde,
como el amor en el lecho,
como a vivir, el derecho.
Sembrada está la semilla,
el grano en la tierra bebe,
se nutre, crece y se estira,
sale a la luz, cual la vida,
surge naciendo del vientre,
como en la tormenta el rayo,
como el odio, en el humano,
como huella que transciende.
Pide el justo la equidad,
pide el honrado justicia,
pide el corazón latir,
con nobleza y libertad.
Quiere, quien no tiene nada,
no carecer de pitanza,
quiere, quien quiere sentir,
que no reine la ignorancia.
Quiere el sabio descubrir,
quiere el necio, ser más necio,
quiere quien ama abducir,
y ser, quien sueña, el latir,
de un alma, que sea gemela.
Quiere el rico más poder,
y el pobre solo derechos,
que no roben su porvenir.
Quien es joven, quiere mundo,
y el anciano más salud,
la voz, quisiera salir,
con la fuerza de su aliento,
quiere el infante ser centro,
quiere sin pausa crecer,
y quiere, en un sinvivir,
que sea el amor, eterno.
Quiere la Tierra ser fértil,
quiere el noble ser sincero,
quisiera ser el imbécil,
de sus acciones el centro.
Quiere el amor ser vital,
y no quiere ser fatal,
quien lleva la pena dentro.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
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