sábado, 15 de enero de 2022

SABE MÁS LA HUMILDE FLOR.

No sabe de rencores el gorrión,

ni sabe de mentiras la paloma,

no sabe de dobleces la razón,

ni el corazón ignora lo que adora.

Es más sabio quien no sabe,

pero busca la verdad entre las sombras,

no sabe de premuras la mazmorra,

que cerca el corazón con las cadenas.

 

Errores son la fuente del saber,

que aprendes con el fallo cometido,

y bebes del fracaso sin saber,

pues es el libro abierto donde leer,

razones para dar con lo aprendido.

Y así, fracaso tras fracaso en el camino,

va moldeándose el barro sin saberlo,

un fallo es un cincel, no es un martillo.

 

Ama sin corazón la vida el verso,

y quiere sin querer la tierra el árbol,

no hace falta materia ni sostén,

para dar sin razones lo que somos,

cada verso es un impulso o un latido,

que mira alrededor y que aun si ver,

observa cada muesca del camino,

cada intención de lo que vive y lo vivido.

 

Reflejo del espejo de los días,

ausente o distraído queda el ojo,

que mira sin mirar lo que suspira,

y ve lo que a de ver, cuando no mira.

Sentencias quiere el juez que aun sin ver,

su mazo así perdona o ajusticia,

la vista no resuelve lo que hacer,

la razón es la que mira y justifica.

 

No sabe de letanías el ruiseñor,

pero su trino alcanza su objetivo,

la rosa no es consciente de su olor,

pero abduce a quien huele con su aroma.

Desplegando sus alas cuál paloma,

sus bellas hojas despiertan los sentidos,

con su color pinta el lienzo de la aurora.

Sabe más de la tierra la humilde flor.

 

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri 

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