Ven bella señora,
Bailemos juntos
Que la música de la lluvia que cae
Sea el compás de cada paso nuestro
Los dos en un solo mosaico
En medio de una sala de baile
La música sonará
Ven, bailemos, súbete a mis pies
Para que llevemos el mismo paso.
Ven bella señora
Bailemos juntos.
Regálame el recuerdo de tus abrazos,
Mientras coordino y aprendo tus pasos.
Me gusta tu estrecha y fina cintura.
Me apena lo bajo, de mi estatura.
Pero eso no importa, con dicha cantemos,
Que, de no pisarnos, nos comprometemos.
Oiga Usted, Caballero, acepto lo de bailar.
Pero, primero, se ha Usted, de presentar.
Ya me ha puesto demasiadas condiciones,
y yo ni siquiera he escuchado las canciones,
con las que pretende Ud., sacarme a danzar.
¿Qué es eso de subirme en sus pies y bailar?
Vamos despacio y seguro, cuál es su nombre?
Mire, Ud., yo no bailo con cualquier hombre.
Si quiere bailar conmigo, ha de presentarse
Y luego escoger la música si, ha de bailarse.
Me presento quitándome el sombrero
Soy Antonio Carlos,
no soy un experto bailarín, ni un poeta,
a veces bailo con las letras
Como un loco que le salen
los versos del alma
Pero si usted me permite
Esta pieza, bailaremos
hasta el amanecer.
Ven bella señora, ¿Quién empieza?
Bailemos juntos, esta pieza.
Si no le gusta el fandango,
Que le parece, mejor un tango.
La alegría le otorga ¡el sabor!
Por favor, no me ofrezca, licor.
Ya veo varios borrachitos,
Dando vueltas, torciditos.
Regresé para bailar
con el alma enjuta,
pero bailaré con ganas
para levantar el alma,
para seguir viviendo
para sonreír al mal tiempo.
Ven, bella señora
Bailemos juntos,
Regáleme por favor, una sonrisa.
Porque hay que celebrar su visita,
Aprovechemos juntos las horas,
Le confieso, es usted, bella señora.
Me perdona … es lo que creo.
Le pregunto … ¿sufre usted de mareo?
Porque, le instruiré, varias vueltas.
Relájese, deje sus manos sueltas.
Dejemos ir nuestros cuerpos, con libertad.
Levantando el alma, su majestad.
Majestad, cuando bailo mi cuerpo se relaja,
y de majestad no queda ni un ápice de pudor.
La música pone en mí el movimiento,
la sangre bulle y ya nada importa.
¿Se sabe usted, esta pista?
Le cuento señora, que nunca la perdí de vista.
Me parece que baila tan increíble,
Y nunca se cansa, es invencible.
El baile es alegre y muy divertido,
Le queda precioso, su lindo vestido.
Que hermoso se puso el baile
Y con usted bella señora
Bailando con alegría
La melodía y los amigos
Danzando este baile no tendrá fin
Olvidando las penas
Y disculpe usted bella señora
si mi mano va a su cintura
Es el calor de este baile …
Y cómo bailar,
en un día acendrado,
cuando la virtud del ser amado
camina en brazos del viento.
Suena la música aderezada
embargando mi piel cansada;
ay, señor, qué lejos queda
la melodía de nuestra canción.
¿Bailas tú, o bailamos los dos?
Si, mejor acepto la invitación
y bailo sin condición
en la noche clara tu canción.
Y ahí bailando los dos
el mundo tendrá otro color.
La fiesta, está de divorcio,
Ya van a cerrar el negocio.
Hay algo, que quiero saber;
Le gustaría, ir a comer.
Después seguirá el baile,
Y flotaremos, por el aire.
Flotaremos por el aire?.
Ponga un ancla señor,
que ya la paloma voló,
sin alas ni cuerpo,
dejó su música,
su aroma y color.
Bailemos juntos y desnudos,
la luna cantará la melodía,
las estrellas serán nuestras,
pasos vienen pasos van,
abrazados comprimidos,
somos dos un solo amor,
muy juntitos y arrimados,
en fricciones excitantes,
tú me miras yo me éxito,
tú me abrazas yo te beso,
este baile es tuyo y mío,
y esta noche es de los dos.
En el compás del paso
Te abrazo
Y cada melodía al danzar
Será un momento para recordar
Ven, bailemos
Con pasión y delicadeza
Ya la orquesta está cansada
Que sea la última pieza
Y nos iremos a ponerle
Un cierre con broche de oro.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri