viernes, 16 de diciembre de 2022

DESANDANDO CAMINOS.

Como cuentas de un collar.

Rimero de pensamientos.

Se engarzan los sentimientos,

como en un hilo las perlas.

O al mezclarse en el aliento,

se encuentran en el amar.

Un transitar de deseos,

en un permanente afán.

 

Desandando los caminos,

de vuelta viaja el viajero.

Sin reposo, un caminar.

Una secuencia de pasos.

Que en el ayer va dejando,

la impronta de su pensar.

Paso a paso, sin parar,

sigue, en el hoy, caminando.

 

Gota a gota, en el cristal,

deja la lluvia senderos.

La suma hace al aguacero,

y este, forma el temporal.

Y una tormenta infernal,

de relámpagos y truenos.

La vida es cada latido,

en su latir sin cesar.

 

Como un rosario de vidas.

Un aluvión de experiencias.

La suma de mil conciencias,

en busca de la verdad.

Un manantial de sentencias,

que va imponiendo la vida.

La justicia, siempre viva,

entre errores y certezas.

 

Una tras otra se cuentan,

las experiencias vividas.

Pero entre medias se olvidan,

fragmentos de ese vivir.

De pasiones, un sinfín.

Y de amores, que perdidos,

se quedan como perdidos,

en un limbo de marfil.

 

Y así, uniéndose las notas,

antiguas y nuevas voces.

Se construye el día a día,

con traspiés y tropezones.

Un devenir de emociones,

que en cada palabra asoman.

Una hilera de pasiones,

unidas a un mismo fin.

 

Hilera de sensaciones,

que germinan como brotes.

Entre confusos amores,

va asomándose la luz.

Y solo se ve al trasluz,

la verdad, entre emociones.

Fotogramas, se suceden,

de un constante despertar.

 

Y de tanto desandar,

se corrigen los errores.

Amores, como los goznes,

de una puerta sin cerrar.

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri 

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