Si el viento se pierde y nos dejamos llevar,
entre los árboles , en donde la caricia nos
sorprenda
y el sol cuele los relojes y tus horas se
hagan días,
para que no nos pidamos la coincidencia o un
puente
pequeño que guarde alguna que otra huella.
Y si, el viento se pierde
Y en bosque que empieza
Cuando cruzas el puente
Nuestras huellas se encuentran
Niebla y rocío besándose
Cuándo el viento, se encuentre
Que bello sería que el viento nos disperse
junto al tiempo y las penas,
dolores y tristezas,
y volar,
y el sexo aliviare los orgasmos
sin bajarnos nunca jamás.
no quiero sabes dónde caer,
pero que bello sería,
sucumbir contigo…
Se perdieron las palabras en un callejón sin
salida
Allí dónde la oscuridad reina y el miedo
oprime
Ojalá volvieran volando,
golondrinas viajeras
Antes de que anochezca y nos muerda el frío
Con el viento perfumado de jazmín y azahar
Y si el viento se pierde a nuestro alrededor,
si no se mueven las ramas de los á0rboles, ni se sienten los pájaros del monte,
ni se escucha las hojas al caer, y solo quedamos tu y yo en la orilla de un rio
donde todo se hizo silencio, solo se sienten nuestros besos, nuestras caricias
y nuestros suspiros de amor, que nos dejan enamorados, porque los ruidos del
monte se los llevo el viento para dejarnos solos en el universo, en aquel monte
congelado en el tiempo, donde solo vivimos la alegría de nuestro amor.
Vamos allá donde la densa enramada nos ampara
a columpiarnos entre los risueños querubines
invisibles
con la alegría de los infantes y la rebeldía
innata
que hace hervir la sangre de la tierra hasta
teñirse
de un especial escarlata, fulgente, que del
cielo baja
cuando esta agua viviente llueve así, pues se
siente tan triste...
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
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