En mi vida, valiosas amigas he tenido y tengo.
Ellas han dado y dan a mi corazón gran
aprecio.
La amistad no es comprada ni vendida. Lo
sostengo.
Por eso no he pagado por ella ningún precio.
Tú crees que a tu lado siempre hay una
hormiga,
a la que avistas como un ser pueril y pequeño.
Sin pensar nada tu vanidad ágilmente la
fumiga.
Haces de ese propio interés tu único empeño.
No importa si tu mente sufre hostil confusión.
Ni si eres enemiga de amar con justa devoción.
Sabes bien que ese proceder a otros indispone.
Y yo viéndote gobernada por inicua condición,
esa que alimentas con vanidad, basura y
traición…
Yo, altruista y devota, ruego a Dios te perdone.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.
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