Mirando hacia la lejanía,
Absorto, triste yo pensaba
El por qué todo se acababa,
Y tan solo quedaba la melancolía.
Ese vacío tétrico,
Esta distancia insondable,
Revela lo inimaginable,
Acaba con este momento mágico.
La soledad y el dolor,
Van tomados de la mano,
Triste amor de verano,
Vuela libre cual ágil picaflor.
Donde la vista se pierde
cobra vida el sentimiento
para mí lo trae el viento
haciendo que lo recuerde
a mi corazón remuerde
la tristeza y el dolor
he perdido mi color
y me ahoga el desconsuelo
pesadumbre por el suelo
y un dolor multicolor.
Una soledad que grita en silencio
susurra a mi oído su fiel compañía
comparte conmigo su gran lozanía
inspira versos mudos que potencio.
Sufren mis atardeceres en el olvido
se pierden esos deseos por tenerlo
recuerdos que castigan sin saberlo
traen en sueños al amante querido.
Ando buscando la huella
que me lleve por tu suelo,
allí donde habita el tiempo
con dicha y sin desconsuelo.
Ando buscando rincones
tan llenos de recuerdos,
para que el alma vuelva en vida
y todo sea como un sueño.
Ando buscando tu aliento
y la tibieza misma de tu lecho,
para enredarme en tus sábanas
y así matar la soledad y el olvido.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.
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