Guardianes de la noche
disfrazados de luceros
iluminan el camino
por donde vagan los sueños.
Mientras tanto en el sopor
se ha metido un marinero
entre la espuma del mar
que habita en su pensamiento.
Ella ha quedado dormida
y se le mira sonriendo,
qué será con lo que sueña
que de pronto ha dado un beso.
Los luceros se apagaron
al iluminarse el cielo,
cuando llegó la alborada
huyó el duende de los sueños.
Dos luceros se fugaron
y al escaparse de cielo
han querido ser los ojos
que hay en el rostro más bello.
Es hora de despertarse
el marino fue a su puerto,
ella de nuevo sonríe
porque sueña sin dormirse...
en dar hoy... Su primer beso.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.
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