Una hoja en blanco me espía, repaso sus márgenes,
en la travesía, un viaje largo hacia la
hipocondría,
intento llenarlas a la luz del día, un par de
palabras,
en una agonía, no creo que crucen siquiera una
vía.
El tren las conduce por la misma estrofa van y
vuelven
sin quien las convoca, yo no puedo sola, sola
en mi pobre vida.
Una hoja en blanco tan callada
espera la llene de mis secretos
confesos en una noche perlada
que hablan de amoríos discretos.
La pluma le derrama su tinta
en un tono de amor estridente
con su color rojo que repinta
el sentir de un alma impaciente.
Las letras irrumpen su superficie
dibujan las mil caras del deseo
transcriben sobre alguna planicie
los anhelos dormidos con Morfeo.
Imágenes que saltan coquetas
advierten ansias que traicionan
traducen el lenguaje de los poetas
frente a poemas que se fusionan.
Métrica y rima que se vomitan
escupen verdades tan atrevidas
tras horas que al desahogo invitan
para plasmar trazos de dos vidas.
La hoja de blanco inmaculado
espera con letra sus palabras,
que digan al papel lo que sea
descrito con sabia de talento.
Una hoja en blanco se quedó ante mí
para que la llenara de versos, de letras y
frases,
como queriendo con su blancura que te dijera de
todo mi sentir,
si soy feliz en el día cuando amanece y el sol
entra por mi ventana,
queriendo saludarme también, como un familiar
más de la casa.
Una hoja en blanco que puedo escribir
con todo lo que pasa por mi mente,
después de ver la televisión,
quiere que le hable como hacer la paz, y porque
digo no a las guerras,
O también del problema de la pobreza,
porque vivimos en un mundo
donde en algunos países hay miseria y
desigualdad,
mientras en otros existe la abundancia y la
prosperidad.
Una hoja en blanco que quisiera llenar,
en menos de una hora,
solo con el recuerdo de tu belleza de mujer,
con tus gestos y tus palabras tiernas,
cuando vemos la tarde caer
y cuando te beso con pasión cuando nos llama
el amor,
hasta darme cuenta que al rato, ya la hoja no
está vacía,
la llene con los versos que me inspiras tú,
con todos esos sentimientos que despiertas en
mí,
que no son más que la alegría y los deseos de
vivir felices,
como dos enamorados de la vida
que además quieren el bien para los demás.
Ojalá que la hoja se llene de flores
Que las tormentas pasen, el sol haga callar
los truenos y el silencio hable
Que el dolor se aleje de todos los que sufren
Y el verde de mis sueños, sea un poco de paz
Hoja en blanco que ha borrado
escenas tristes de un amor
Un amor que sobrepasa todo
que sobrevive en el desamor
Hoja en blanco que ha borrado
la hipocondría, los secretos confesos,
las verdades atrevidas, la miseria y la
desigualdad.
Hoja en blanco que debes llenar tú.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.
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