Tu mirada refleja la grandeza
y tus ojos el universo entero en su máxima pureza.
No sabes el poder que tienes en mi con tus ganas de amar
cuando liquidas tu espalda de apuesta, con constelaciones que no vi jamás.
Tus brazos mojados, aunque helados arden como soles
y tu pelo duchado toca mi razón, mi corazón y lo hacen explotar.
No sabes lo que haces en mí, pues creas un bucle con cada beso que me das
y los días extremos mueren lentos y nacen rápidos con tu pulsar.
Haces que me pierda en mí, me disipo en mi universo y me encuentro en ti
y tus palabras suenan destelladas, con una frecuencia encantada,
que libera mi alma que creía terminada, maldita y condenada.
Toda mi vida viajé por las estrellas para que un día sin antojo
hallara el universo entero atrapado ahí en tus ojos.
Y aquí estoy escribiendo otra vez como en tiempos anteaños y ya poco latentes
e Inesperadamente y de la nada tu entras en mi apasionada mente.
Me cuesta entender como entraste en mi inconsciente,
pues me tienes trazando letras así de repente
escribiendo nuevos e inesperados versos
porque ya entraste en mi corazón y ahora eres mi universo.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
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