temporalmente en una zona rural.
Caminar de un pequeño distrito a la comunidad,
donde iba a ser su casa por el siguiente año,
hizo que notara todo lo que podía haber
en la distancia que los separaba
que eran 12 kilómetros.
Ríos, caminos empedrados,
caballos, pampas extensas,
pequeños senderos, poblados,
montañas imponentes
y otros regalos
de los que no era tan consciente.
Era su primer acercamiento
a la magnificencia de la madre tierra.
Hay un respeto a la madre tierra
como si fuera una divinidad
por los que creen en la cosmología andina,
como los apus mayores y menores,
los ríos, el sol, demás astros
y componentes importantes.
La capacidad e imponencia
de la madre tierra
es extremadamente grande.
Dicen que somos como unas pulgas
en un elefante y con un sacudón
la tierra nos podría botar a todos,
creo que somos así de pequeños.
Cuando los ríos recuperan
su cauce en las quebradas,
el mar recupera
su espacio en las playas,
los volcanes erupcionan
y crean nueva corteza terrestre,
la subducción lleva una parte de la corteza
por debajo de la misma hasta fundirla,
creando montañas y terremotos,
el viento crea tormentas y hasta huracanes,
nosotros podemos decir
que son desastres naturales
pero creo que la tierra
solo está siguiendo su rutina diaria,
que para ella se mide
en al menos miles de años.
La tierra tiene miles de millones de años de antigüedad,
¿se imaginan todo lo que ha pasado y ha sobrevivido?
Por eso creo que sólo somos huéspedes
de un gran ser vivo que es
la madre tierra o Pachamama.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
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