una sombra se ha quedado,
pero aún, en la penumbra,
un nuevo amor ha germinado.
El llanto del pasado,
en mis venas aún palpita,
aunque herido y titubeante,
la esperanza nunca se quita.
Mañanas que aún no han llegado,
susurros de un futuro,
donde el dolor se disuelva,
como niebla en lo oscuro.
Si el camino es distinto,
y somos extraños nuevamente,
seremos el sol radiante,
que ilumina el presente.
Un amor que renace,
en amigos hallará consuelo,
del ayer solo es un eco,
de un anhelo en el desvelo.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
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