Febo trabaja de día
ella es más noctámbula
casi nunca coinciden
ella entra, él se marcha.
Son dos amantes antiguos
se ven poco, casi nada.
Una vez por semestre
deciden quién pone la casa,
el sol como toda estrella
la tira por la ventana
la luna es más tranquila
mucho más reservada.
Un día le dijo al sol
que su show no le gustaba
pero él no se limito
quería seguir su andanza
y aquello lo motivo
a preparar mejor su morada
sería un gran espectáculo
muy digno de añoranza.
El día esperado llego
la luna muy bella estaba
el cielo se oscureció
los tórtolos se amaban.
Los humanos curiosos
algo absortos miraban
cómo la luna y el sol
al amor se entregaban,
cuando Luna se dio cuenta
su cara se sonrojaba
el sol muy enfurecido
una maldición les lanzaba
perdería por siempre la vista
todo aquel que mirara
de un infinito castigo
aquella será su marca.
Desde entonces cada vez
cuando Luna es quien visita
el sol despliega su magia
y la aventura es escondida.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
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