"Los gritos desgarradores resuenan en la casa, pero él no aparece. El dinero escasea, la espera se prolonga, y la desesperación y la vergüenza la consumen. Con dedos temblorosos, acaricia su vientre, reconociendo que lo más puro y bendito se gesta en medio de repudios y lamentos."
"Quizá en la noche, en la oscuridad, su sonrisa se fuerce, su placer se intensifique. Tal vez la prostitución le ofrezca un camino, una salida. Quizá se pierda en el delirio, se hunda en el pecado. Pero nada importa, solo su más bello error, su hijo."
"Atormentada, desecha, lo espera con una ilusión inquebrantable, con un anhelo desbordante. Solo una madre puede comprender el calvario que sufre, la cruz que lleva consigo. Emocionada, estrujada, siente el regalo más precioso que la vida le ha dado, a pesar del tormento. Un pequeño milagro se agita en su interior, un amor que se fortalece con cada latido."
"Pero una noche, una noche lúgubre y desafortunada, la locura silenciosa de un hombre la envuelve. Un hombre que no quiso pagar el efímero deleite que sació en ella, preso del odio y la frustración, la ahogó en golpes estruendosos, dejándola malherida. Escapando como un cobarde, la dejó postrada, desgarrada, aferrada al sentimiento más puro que puede sentir, al amor más grande que alberga en su vientre. La violencia la golpeó, pero el amor la sostiene. Dios, si apiádate de ella."
"Y he ahí, en el camino al vacío abismal, sin retorno, nace la belleza de la vida. En llanto y agonía, la madre no puede verlo, no puede sentirlo. Pero sabe que en el destello de un nuevo día, él vivirá, que en alegrías y sueños la recordará. Su cuerpo no resistió tanto dolor, se apagó en silencio, dejando a flote el bálsamo de su nacimiento. En recuerdos y tormentas, él la buscará por toda la eternidad."
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.
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