y me mojes con la lluvia de tus besos.
Abrázame fuerte contra tu pecho firme
y susúrrame al oído con la ayuda del viento,
que me amas con locura;
y escucharé el canto de los ángeles mientras me das un beso.
Mi boca buscará incesantemente
la tuya, y recorreré tu cuerpo
con mi respiración profunda,
y palpitaran las campanas de mi alma;
tu harás lo mismo en mi cuerpo,
y nuestras campanas internas tocarán una sola melodía.
Mis manos tocarán tu cuerpo,
y con las yemas de mis dedos
rosaré tus fibras,
y moveré mis manos con tal delicadeza,
que no querrás que pare,
hasta que asciendas la cúspide sagrada.
Besaré despacio tu cuerpo palmo a palmo,
y te escucharé nombrarme entre dulces gemidos,
y mi nombre escucharé con más sentido,
cuando bese tus labios, tus labios embriagados.
No pararé de amarte hermosa mía,
no pararé de decirte cada día,
que te amo con locura y sin engaño,
y que mis días y mis noches
a tu lado serán una loca fantasía.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.
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