Bajo el manto de la luna distante,
mi corazón susurra tu nombre en la brisa,
mientras las estrellas, testigos silentes,
guardan secretos de un amor que eterniza.
En cada amanecer, tu imagen florece,
como un jardín en la lejanía,
y aunque la distancia a veces me pese,
tu risa es el sol que al alma envuelve y guía.
Soy un pájaro que anhela tu canto,
un río que fluye hacia tu abrazo,
en el eco de mis sueños te encuentro,
y en cada latido, te llevo en mi lazo.
Oh, amor mío, en este viaje incierto,
las olas del tiempo no pueden separar,
nuestros corazones laten en un concierto,
y en cada suspiro, te vuelvo a amar.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
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