No sé qué depare el destino,
no sé qué aura traerá la lluvia.
Entre más me entrego a tu pecho,
mas entremezclo mis sentimientos.
¿Cómo he de ver tus ojos por el entrecejo,
sabiendo que ya antes pertenecieron a otros?
¿Cómo liberarme de la idea que convierte
mi mente en despojos, en sombras rotas?
Te amo y deseo amarte incondicionalmente,
pero algo en mí acalla ese sentimiento,
y me grita que tú no te has sacado de la mente
los recuerdos que marcan tu andar errante.
Grato o ingrato, recuerdo que no debería
quedar impune en tu conciencia.
Hay algo que me atormenta: formar
algo sempiterno de un amor fugaz.
Como esos encuentros que dices no significan nada,
pero en tus ojos lo significaron todo.
El silencio de la noche me acompaña,
con la aletargada mirada de la luna,
sé que me dice que no puedo borrar tu pasado,
pero en mí aqueja reescribir mi futuro.
Incesante sentir que me acongoja,
el tener que sufrir por una pérdida.
Como cuando intento desnudar mi alma ante ti,
con tus burlas la dejas sin abrigo,
como mermas mi amor a cada paso que das.
¿Cómo hago yo para recuperar lo que siento por ti?
¿Cómo grito sin voz a un cielo sin deidad?
¿Cómo callo el infierno que es sentir que te mientan,
sin derecho a clamar por algo que tal vez no sea verdad?
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
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