Hoy viene el día claro,
cielo azul y despejado
de nubes impertinentes
que opaquen la luz del sol.
Brisa suave, frescalor.
Y el aroma de las flores:
-Feromonas vegetales,
naufragando su esplendor
en mis dos fosas nasales-.
Hoy se viene dulce el día
me embriaga la melodía
del trino triunfal del gorrión.
Celador de la ciudad,
siempre es bello tu cantar
cuando cantas a la vida,
cuando cantas libertad.
Y en eso me quedo pensando…
me siento en el paraíso
sumiso y reconfortado,
obedezco sin reparo
cualquier ley natural;
soy libre en mi pleitesía
y le ofrezco mis sentidos.
Pero he de ir al trabajo,
me reclama el artificio.
Ojalá siempre ser pájaro,
ampliar la perspectiva,
ver el mundo desde arriba.
¡Ojalá siempre ser sabio!
Mas me toca ser humano,
otras normas nos gobiernan,
absurdas pero implacables.
Causa oprobio comprobar
que en los altos edificios
del centro de la ciudad
hay despachos oficiales
donde igualmente se rigen
por las leyes de la jungla.
Cual Quijote actualizado
me acomodo ya en la grupa
de mi caballo metálico
y al encender la radio
me asalta sin yo buscarlo
esta inquietante canción:
Goodbye, Blue Sky.
(Pink Floyd)
-Paradogica elección-
Hoy, he despertado soñando
y el sueño me ha traicionado…
Goodbye!!
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.
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