por un oscuro bosque anduve,
hubo quien me dio mal augurio,
mas no me detuve.
En este bosque me indagué,
me esculqué,
me pregunté,
a mi esperanza maté.
Me horrorizó el follaje oscuro,
sentía en mi recorrer el frío viento,
los viejos pinos pedían por aliento,
nuestras raíaces piden por librarse del eterno escarmiento.
Del afán de buscar una salida,
supe que allí no escaparía,
este profundo bosque me seguía,
cada noche en mis sueños entraría.
Quien fuere el bosquem
deme un nuevo aporte,
sin esperanza,
sin aliento,
con escarmiento,
con soledad,
soy yo, soy yo,
mi bosque,
mi fatalidad.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
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