viernes, 15 de noviembre de 2024

ETERNAMENTE.

Te vi hace un momento escondida entre las ramas,

el viento te acariciaba el rostro, te besaba y tu callabas,

y tu cabello se movía al compás de unas campanas.

Vas y vienes entre mil recuerdos, brotas de repente,

Como brotan florecillas donde nunca ha habido agua,

y… acaricias mis demonios mientras te beso y me abrazas,

mientras te escucho pasar en el viento que azota mi ventana.

 

Ya la lluvia me moja la cara inundándome el alma,

ya la lluvia besa mis ansias y las amarra en un muelle;

un muelle lejano, al lado de barcas que por siempre atracan,

allá donde por las noches lloran los recuerdos heridos,

donde los suspiros se reúnen y luego huyen hacia la nada.

 

Allá donde estas sin que estés presente,

allá donde si te busco te encuentro por siempre,

porque vives entre olas, entre los montes verdes,

y estas mirándome de lejos, con ojos de niña abandonada,

estas donde te necesito, donde te puso el tiempo,

para amarte eternamente o llorarte en mi alborada.

 

Tú, acá donde nadie más puede verte,

acá donde mis ojos te besan la frente,

Tu taciturna, callada, celosa y ardiente,

Tu inquilina eterna de mis horas grises,

Eternamente mía, aunque jamás estés aquí presente.





Autor 

Antonio Carlos Izaguerri 

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