¡Oh, triste corazón!, no pierdas la razón,
si a mi dolor en locura logras y callas,
y dejas dentro de mi corazón y acechas,
y dejas en claridad y sin corazón,
¡Oh, triste corazón!, sólo das la emoción,
la que corre entre las venas y más que embriagas,
pero, llegas y calmas lo que más tú piensas,
es sólo un triste corazón sin ilusión,
¡Oh, triste corazón!, sólo llega en más paz,
que calmas a mi ávido corazón veloz,
logras arrancar de raíz y con audaz,
¡Oh, triste corazón!, atas alma en atroz,
y como un torrente de aguas más cristalinas,
mi corazón grita sin el grito en tu voz…
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
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