donde la sombra abraza el silencio,
tu luz resplandece como un suspiro
que recorre el alma en su viaje eterno.
En tu reflejo, el mundo se aquieta,
cual susurro de antiguas melodías
que se pierden al ritmo de las estrellas,
tejiendo sueños entre el día y la noche.
Eres misterio, raíz profunda,
que crece en lo invisible,
y en tu andar, encuentro la calma
que escapa de todo lo visible.
Cada palabra se disuelve en el viento,
como hojas caídas que ya no regresan.
El eco de tu canto se esconde en el tiempo,
y la brisa me envuelve en un dulce abrazo.
Tus ojos, dos luceros en el firmamento,
son promesas guardadas en la quietud del alma,
dibujando caminos en el cielo y en el mar,
donde los sueños aún florecen en calma.
Y en el abrazo de la noche eterna,
un suspiro entre las estrellas florece,
el silencio danza en una melodía callada,
mientras el alma se disuelve en el misterio.
Con cada estrella que en tu mirada brilla,
se despiertan los secretos del universo,
y todo se convierte en un suspiro,
un sueño inmenso, tejido de misterio.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
No hay comentarios:
Publicar un comentario