martes, 26 de mayo de 2020

NADA MUERE, SÓLO MUDA.


No se detiene el suspiro,
cuando grita el corazón,
ni es más veraz la razón,
si es más fuerte el sonido.
La vida es un diapasón,
vibrando a distintos ritmos.
                       
No se detiene el aliento,
que fluye con la esperanza,
ni es más potente el acento,
que la vida que reclama.
El amor se queda quieto,
cuando es falsa la palabra.

No se detiene el temor,
si el miedo atenaza el alma,
ni se frena la pasión,
que empodera y arrebata.
El dolor vence a la calma,
que torna a intenso temblor.

No se detiene la voz,
cuando grita la verdad,
ni se oculta el corazón,
que a la misma vida ama.
La verdad es un ciclón,
que con su presencia acalla.

Surca la vida la pena,
como anida la alegría,
en las sinuosas sendas,
que entre las vidas transitan.
No frena la vida el tiempo,
que se aviva y se recrea.

No coartan la libertad,
las rejas ni las cadenas,
la mente viaja sin más,
en el espacio que quiera.
No se detiene la célula,
que crece en la inmensidad.

Vuela el amor en la celda,
que a los muros atraviesa,
con el filo de la espada,
de su poderosa esencia.
No vence al amor la pena,
que en ocasiones lo ensalza.

Travesías del saber
sin arañas ni fronteras,
como del amor el ser,
que con la verdad aumenta
Al vivir nada detiene,
su propia razón de ser.

Pasado y presente es,
cual piano desafinado.
El sabio tiempo lo afina,
con el vigor de su halo.
Melodías que componer,
con sus poderosas manos.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri.  

BUSCO UNA AMANTE.

Busco una amante a tiempo completo
Y quiera escribir sus versos en mi piel
y rimen sus versos con los míos,
sus labios deseen los míos ardientemente,
hagamos poesía con el amor suyo y mío.

Busco una amante de letras sincronizadas
Y sus letras me hagan vibrar de pasión
con su poesía me haga el amor hasta enloquecer
Y mis entrañas se humedezcan y mis poros se abran
sus senos se alcen a mis labios y beber de ellos con pasión,
que toda mi piel la reclame noche y día para ser felices
que me haga decir su nombre aún dormido y despierto.
Me aprenda de memoria el olor de su piel en la mía
Y su cuerpo descubra el mío en noches de placer.
Quiero que me despierte pasiones ardientes sobre cuerpo.

Busco una amante de la prosa y el verso que rime con mi piel
y su poesía erótica nada prosaica, ni vulgar mucho menos prosaica
sin palabras soeces porque eso no va conmigo.
Quiero que su poesía me excite cuando lea sus versos eróticos
y su poesía me posea en lenguaje poético
llenos de amor ardientes y pasionales
se sienta el fuego en su poesía en mi piel
y consumirme con el fuego de sus besos
deseo que comulgue su espíritu con mi espíritu,
y su alma ardiendo de pasión y de deseo
en cada letra nos junte a los dos.

Busco un amante de la poesía que haga poesía con su  lápiz
y el mío y  fusionando su cuerpo y su alma conmigo escriba
en mi cuerpo salmos y cánticos gregorianos para ser Ángeles celestiales
y que la  piel se humedezca con danza antigua y bailemos de amor
y el sudor tenga olor a letras y poesía de los dos,
se abran las puertas del cielo para ir a la gloria los dos
cuando sea la inspiración de su poesía en la piel de mi cuerpo.
Quiero que su corazón y mi corazón se comuniquen con poesía,
Que su piel sea la sábana que me arrope todos los días
y su piel cubra la mía en invierno y en verano, siempre abrazados.

Busco una amante de la poesía y la escriba en mi piel,
tengamos orgasmos con sus letras y mis letras unidos en poesía,
que nos enredemos con pasión y amor, fuego y deseos
en cuerpos cóncavo y convexo, nos tengamos presos día y noche
sintiendo los latidos del poema en la piel y en el alma.
Busco una amante de la poesía que me dedique versos
de amor y escriba sus poemas en los dedos de mis pies,
quiero ser su prosa, verso, rima y soneto y canto de amor
de una verdadera poesía, porque yo no soy poeta y amo la poesía.
Quiero una AMANTE de la poesía
¡Para que sea mi AMANTE poeta!




Autor
Antonio Carlos Izaguerri.  

domingo, 24 de mayo de 2020

BUSCA EN TI.

La pava de fierro silbando en el fuego,
Una galleta dulce que en el paquete sobró,
El café con su aroma en el aire hace un juego,
Se expande en mi cuerpo y en el comedor.

Un libro en la mesa, azules bolsillos,
El perro acostado fiel en su rincón,
El matinal silencio de un frío domingo,
El mejor compañero de una reflexión.

Mirar hacia afuera y sentirnos pequeños,
Pasando las horas sin motivación,
Recuerda que eres el motor de tus sueños,
Y dentro tuyo encontrarás solución.

Abre los ojos, vive conscientemente,
Enfrenta la vida, aunque cause aflicción,
Luchando el destino será diferente,
Valorarse es camino a la satisfacción.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri.  

CUANDO ME MIRAS.


Tu mirada:

Resplandor que penetra en mi como si fuera música que alegra el alma. Como el sol de una espléndida mañana que despierta las flores, calienta los aromas y despierta los sentidos dormidos. Es así, que, tu mirada, a pesar de estar oculta: oculta por el velo de la distancia y el secreto que acompaña la ignorancia, tiene el don especial de traspasar tiempos y distancias. El mensaje subliminal que transmite una persona especial: Tú, cuando me miras, logras que mis palabras, que nacen con el temor de perderse en la ignorancia, se sientan vivas aun confinadas en la periferia de mi pequeña y humilde historia. No sé quién eres, pero el calor de tu mirada, que llega a través de ese espacio indeterminado que nadie puede ver ni medir, hace que la escarcha de mi entorno aislado y lejano, se diluya como se funde el hielo con la sal del mar que tanto amo.

Hay miradas ocultas que no pasan desapercibidas. Hay miradas como hoguera. Miradas que hablan, que callan, que gritan. Miradas furtivas como ninfas tímidas y escondidas. Miradas mudas, calmadas, aterciopeladas. Miradas inmensas como horizontes. Miradas indiferentes, de un solo polo que, aun siendo diferentes, también son importantes, respetables siquiera en ese instante que detienen su caminar dejando la sutil huella de su paso por mi espacio tan necesitado del calor humano.

Hay miradas ocultas
y, aun así, o recatadas,
alumbran como antorchas
Hay miradas como hogueras
que derriten las escarchas.
Hay miradas que hablan
tan alto como sonoras y claras.
Miradas que callan, que gritan,
furtivas, mudas y a la vez lejanas
como horizontes alcanzables.
Miradas indiferentes
y, aun así, tan elocuentes.
Miradas como brisa que acaricia.
Miradas que, al besar, su aroma
a ternura, es anhelo, la huella
en la fe de un amor posible.

Mírame,
rogó el que esperaba en penumbra…
Y, antes de proseguir su camino,
se hizo la luz, y con ella,
logró ver del ayer, aquel instante
donde el punto de partida
fue un destello azul,
resplandor que despejó las veredas
de un alma que andaba a la deriva.
Es así, que, con su plegaria, su ruego,
el sentir mudo se le transforma,
toma cuerpo en el espacio alumbrado
por la mirada y le ahuyenta el miedo,
ese dueño y señor del negro silencio.

Pero, todo esto que digo,
-ilusión de un soñador empedernido-
no tendría sentido
si no fuera porque, al soñar
me siento vivo y puedo volar
y que, al despertar en la soledad,
-esa ausente de claridad-
me aferro con mi alma a la huella:
el paso esporádico por intermitente
que me permite, muchas veces,
dar gracias a la vida, a la vida
y a cuantas miradas furtivas
cuales ninfas tímidas y escondidas
dejan en mi modesta vida su aroma.

Gracias, muchas gracias por llegar,
por detener tu tiempo en el mío,
por hacer de mi espacio vacío
un Oasis donde puedo descansar
a la sombra de tu presencia
y, en tu luz azul, calmar la sed
que deshidrata mis palabras.

Gracias, muchas gracias,
por ser, por estar,
por motivar con tu bello mirar
el fluir de mi cantar que canta
al compás de aquellas olas
las que me vienen a confirmar
que, la espuma blanca y salada
aun besan las orillas del mar
de arena rubia aterciopelada,
donde descansan las alforjas
que ayer guardaban y guardan
las rosas, rosas perfumadas
que se abren cada mañana
al sentir las perlas anaranjadas
del rocío cuando el sol las baña.

Gracias, así me llegan tus miradas,
como rayos de sol entre las ramas
filamentos como huellas doradas
que acarician mis ramas mojadas.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri.  

NO, PERO ...


Cuando la paciencia se resiente y la calma se inquieta, no será como entrar en un túnel oscuro y sin salida, siempre quedará, como recurso ante tanto desanimo, cual rayo de luz al fondo: el agradecimiento, agradecer aquello que tanto bien nos hizo en algún momento. 

Y como lo hago amor, como agradecer si no puedo acallar el pensamiento ante tanto padecimiento, si, a donde quiera que miro, solo veo soledad, encierro, muerte, ira o violencia, desapego, intolerancia o indiferencia. Si es como estar en un mercado donde lo que me ofrecen no se parece en nada a lo que necesito. Si, cuando mis ojos lloran por esta pandemia que me encierra, mis lágrimas se pierden entre los surcos resecos de las veredas muertas y sin destino. Dime amor como lo hago, como hago para salir de este ahogo que me está asfixiando, que me está matando.

No, no amor desconocido por desfigurado. No, no amor desprevenido, asaltado y por el virus del desconcierto, escondido. Nada me es posible mientras no perciba ese rayo de luz que augure que el túnel de la demencia se termina.

No amor ausente, no me pidas calma en mi tiempo que se resiente como alambre cuando lo cruza la corriente, no me pidas que sea paciente cuando mis pies cansados sienten que ya no pueden sostenerme.

Pídeme que en el mar ahogue mis penas, que de esa forma estarás marcando, en el mapa de mi vida, la ruta para mis lágrimas que se pierden en las veredas reseca, difusas sin un destino.

Pídeme que busque, entre las olas de ese mar salado como mis penas, el camino para la esperanza de entonces. Que, si lo haces amor, me estarás dando, sobre esa ruta imaginaria: la paciencia silente con la calma suficiente cual líneas que delimitan el mapa de mi vida, la clave para encontrar de nuevo los abrazos salados de entonces, los que daban brío a mi corazón vencido hoy desolado. Hallar, amor, entre las perlas blancas cual estrellas intermitentes que brillan y desaparecen en las arenas aterciopeladas, esa esperanza que me calme con su voz modulada cuales besos sobre mis pisadas y me apacigüe el desasosiego que tiene atemorizado y escondido el agradecimiento: la gratitud por cuanto tanto bien nos hizo feliz en su momento. 

Y si al final, amor, sobre mi querido mar
me pudieras mostrar aquel bello poema
que me recuerde de cuanto quedó atrás,
mis madrugadas ya no estarán tan solas
ni tan a oscuras mis húmedas mañanas.
Y puede que, cada ola de espuma blanca,
me repita cual repetidos besos intensos

-puedo amor, y amando te sostengo
-sé que puedo, amor, no tengas miedo

Entonces amor,
mi razón asustada por enclaustrada
tal vez, con el deseo de volver al ayer
de un bello sueño, intenso y confiado,
ya no fuera la utopía de lo imposible.
Será la mano suave, la brisa calmada
cual suspiros que en volandas lleven
mi barca hacia las arenas doradas
lejos de otras orillas contaminada.

No, amor silente, atemorizado,
no me pidas calma en mi tiempo
que se resiente como alambre
cuando lo recorre la corriente,
no me pidas que sea paciente
cuando mis pies ajados sienten
que ya no pueden sostenerme.

Pídeme que en el mar ahogue
mis penas, que, de esa forma,
guiarás mi enclaustrada vida
con aquella luz lejana dorada
de un ayer que hoy se resiste
y que entonces eran las aguas
donde habitaba la esperanza.





Autor
Antonio Carlos Izaguerri.  

UNA PROMESA.


El destino, a veces, descubre sus cartas,
esa es la magia de la vida

Él se asomó al balcón cuando sintió la llamada.
Ella alzo la mirada porque sintió la llamada.

-El destino barajaba las cartas

Ella estaba tan lejos que mil millas la separaban
Él hizo un ruego, que en su camino se cruzara

-El destino había lanzado las cartas.

Él, mirando la estrella, sintió que le hipnotizaba.
Ella estaba segura, no podía ser otra que aquella.

-El destino dijo: As de copa Él, de corazones Ella.

Ella suspirando, se llevó sus dedos a la boca.
Él, con su mano en el corazón la estrella sujetaba.

-El destino sonriendo juntó las dos cartas.

Pasaron los días, las semanas, casi una vida,
en una calle llena de flores y paredes blancas

-El destino nunca se equivocaba

Él detuvo sus pasos, dejó de caminar y se dijo
No está lejos, lo sé, sé que la tengo muy cerca.

Ella alargó la mirada, había sentido lo mismo.
Y de repente, al volver la cabeza lo vio de espalda.

-El destino se hizo luz, una que salió de la nada

Él se dio la vuelta, una blanca claridad lo llamaba
y se dijo, tu eres la estrella que ayer me miraba.

Ella sintió de pronto como su corazón palpitaba 
y alargando sus manos a quien ayer esperaba…

-El destino había realizado el hechizo del amor

… Él corrió hacia ella y tomando sus manos le dijo:
ven amor, andemos los caminos, es nuestro destino.

El destino los vio marchar juntos agarrados de la mano
por calles de paredes blancas, ventanas de rejas azules

y colgando como una ofrenda. macetas de claveles,
geranios y rosas. Aroma de canela, fresca hierbabuena

y en las puertas abiertas, coquetas cortinas de colores
se movían al compás de la brisa del viento que suspira.

A medida que caminaban calle abajo, cambiaba el paisaje:
Ahora, al final de la misma, eran olas blancas bordadas

de encajes con incrustaciones de preciosos corales.
Más adelante, un inmenso mar verde que se alzaba

hacia un horizonte que se volvía de tonos azules:
Un cielo salpicado de nubes de las paredes hermanas.

Y dando por finalizada la jornada, el destino sonriente,
en retirada se escondía, sabía que nunca se equivocaba.

La noche llegó y una calma que invitaba abrir el alma,
entre el canto de la cigarra y de las ranas enamoradas,

en un cielo cubierto de estrellas, una que deslumbraba
con el titilar de latidos de corazón, entró por la ventana

donde dos amantes que hacían el amor se miraban
mientras sus cabellos blancos relucían como de plata.

Y en una voz que era un susurro de amor y ternura
Él le dijo a Ella, que guapa está mi linda enamorada.

Ella con la cabeza en el pecho de Él se quedó dormida
Y Él, con sus manos llenas de ternura, le rozó la cara.

Ahí acabó un día, preludio de un amor que seguirá
por calles de paredes blancas,
rejas azules, plazas de flores y aromas a claveles.
Verdes mares sembrados de pinares,
y al fondo, tras un horizonte de dos colores,
la magia de la vida: el destino que los mira.





Autor
Antonio Carlos Izaguerri.  

HERMOSA MUJER.


A la mujer con quien quisiera estar emparejado. Espero encontrarte algún día.
               

Linda mujer de cabellos de seda,
de mirada tierna y serena,
de dulzura en tu boca de agua
y esencia del mundo que me habita

Bésame, aunque sólo sea una vez,
haz valer, bella y dulce mujer,
tu grandeza, ventaja y poder
en ese tu reino omnipresente.

Hermosa mujer: mirada de seda
y negras pestañas negras
aires de diosa y sonrisa abierta,
esencia que fecunda lo que tocas.

Detén tus manos en mis azaleas,
cuida con mimo sus frágiles hojas
que son mi corazón que suspira,
sueña y te añora a todas horas.

¿Acaso, diosa del mar, no será mejor
cantar al amor, al inmenso amor
que configura mi corazón
y de ti toma la forma y la razón?

¿acaso, un solitario cual perdido,
moribundo y sin rumbo, sin consuelo
más que ese canto a tus encantos,
no fuera su cantar azalea del camino?

Veredas que conducen a un destino,
tu boca de agua y cuerpo infinito.
Y mientras te sueño, te canto,
nunca al dolor, si no a tus encantos

Que no ha de haber suerte mejor
para el caminante que, por amor,
sigue al destino: tus ojos profundos
de miradas azules como el mar tuyo.

Alabados los que nunca van a morir
de amor, que, si el dolor es sufrir
y vivir enamorado, es ver y sonreír
que mejor sentir que en ti revivir.

Mejor será como si fuera un suspirar
el buscar en ese tu enamorado mirar
la brisa que al soñar le hace añorar
y a la vez sacar el mal de la soledad.

¿Por qué ha de llorar lágrimas de sal
un poema cuando tú haces brotar
como de la nada las bellas azaleas
que necesitan de tus aguas bendita?

El, quería exclusividad, Ella, libertad.
El, poseer hasta su forma de pensar.
Ella, depender solo del verbo amar
y, ahí, en toda su conjugación, soñar.

Qué, si no es la libertad más que amar
¿Acaso luchar por ella, no es caminar
hacia un mundo mejor, querer lograr
esa igualdad que nos lleve a la felicidad?

Receta, dieta para un corazón hambriento:
Brisa que acompase el fuego de la pasión.
Caricias como compañera de la admiración.
Y, por todo condimento, besos de confesión.

Confesar en cada uno de ellos y a la vez,
dar todo por amor y por amor, el ser
como el agua cristalina en tu ser, mujer.
Es mucho pedir, aunque sea solo una vez.

Si haces valer en mi todo tu inmenso poder
y fuera que tu gracia en mi boca derrames
y con un beso húmedo y apasionado a la vez
me lleves por lo profundo del mar de tu ser.

¿Acaso eso pudiera ser y dejaras entrever
como arco iris cercano y en el horizonte
que la luz nace en tu cuerpo de mil colores
y me alumbras los bosques de mis noches?

Donde me pierdo y deambulo como un ciego
sin esa guía que le salve, sin esas manos
que con dulzura lo lleve por los senderos
hacia tu boca de agua y cuerpo infinito.

Por todo ello, hermosa mujer, te ruega
que detengas tus miradas de seda,
por entre tus negras pestañas negras,
este camínate insaciable que te añora

Que detengas tus manos en mis azaleas,
que cuides con mimo sus frágiles hojas
porque ellas son mi corazón que suspira,
suspira, sueña y te añora a todas horas.





Autor
Antonio Carlos Izaguerri.  

QUÉ MÁS DA.


Qué más da si no te nombran,
si al final del poema no apareces
eres luz en esta sombra,
tú escribes porque lo crees.

Qué más da que otro
su nombre ponga
debajo de tu texto,
tú lo viviste y sentiste.

Qué más da que mañana
alguien se llene de dinero
con la obra que hiciste
si los méritos y premios
se van como vinieron.
Lo que importa es lo vivido.

Qué más da que no te recuerden,
si leyendo un poema tuyo
ellos sienten que reviven
un momento pasado,
entonces ya habrás ganado
todo lo bueno posible.

Podrán robarte la historia
pero nunca el sentimiento.
Podrán decir que todo es suyo
pero nunca lo han sentido.
                               
Pero tú poeta lo vives,
sin que te paguen
levantas el lápiz
y escribes.

Nadie se compara a ti,
eso que tienes que decir
por más plagios que tengas
 será tuyo hasta el fin.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri.  

SER UN VERDADERO POETA.


Casi nadie que conozco para mí lo siento, es poeta,
Porque para ser poeta hay que ser un grande,
De las letras, alguien que a la gente enamora,
Ser poeta es un camino, y solo lo es el que llega a la meta.

La mayoría de los grandes poetas, lo fueron ya muertos,
Solo los más grandes son reconocidos en vida,
A mí me enorgullece y me agrada que me llamen poeta,
Pero sería  un temerario y un imprudente si lo creyera.
               
Para mi casi todos somos corredores de una larga travesía,
Una gran mayoría se rinde por escasa fe y energía,
Gran parte no llega por escasez de talento y en su escritura monotonía,
La poesía es un sueño, una carrera de fondo para una minoría.

Dicen que los poetas solo viven y trascienden una vez muertos,
Su paso por la vida es un intervalo corto e infructuoso en muchos casos,
La poesía es un arte menor, me refiero que no es para ricos,
La satisfacción del artista debe ser que le lean, no los emolumentos.

Veo por desgracia muchos, que están ansiosos por ser famosos,
Esos no son poetas, porque el poeta no puede ser ansioso,
El poeta debe ser distinto, debe buscar la creación de obras maestras,
Debe intentar estar vivo ya una vez muerto, vivirá en sus escritos.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri.  

UN BELLO SUEÑO DE AMOR.


Dejemos correr el tiempo
disfrutando este querer;
este hermoso sentimiento
que ha nacido en el ayer …

Sin siquiera darnos cuenta,
sin buscarlo, sin pensar,
lo que luego sucediera
pese a ser sólo virtual.

A veces se hace penoso
el no tenerse, el no estar,
el no sentirse uno, solo,
el no poderse abrazar …

El no cruzar las miradas,
esas que saben hablar,
sin que haga falta palabras
para así comunicar...

Lo que fluye desde el alma,
lo que dicta el corazón,
entre el silencio, la calma
y el gran deseo de amor!

La distancia, el destiempo
y la vida cotidiana,
transforman al sentimiento
en un juego de palabras...

Los horarios diferentes
juegan un rol importante,
porque no se puede siempre
que se desea, encontrarse.

Van  transcurriendo los días,
cada vez se hace más fuerte,
desear que la fantasía
en real se convirtiese...

Pero es un imposible
que no podemos cambiar.
Lo sabemos y es terrible,
pues la tristeza es total.

Se torna en pena el deseo
y produce un sinsabor,
porque al final sólo es eso...
Un bello sueño de amor!




Autor
Antonio Carlos Izaguerri.