Mujer, regálame tus encantos
en un atardecer de playa,
o en una noche de luna apasionada.
No seas malita,
que veo tus ojos negros que brillan cuando
estoy cerquita tuyo.
Lo bonito es que yo también,
estoy sintiendo lo mismo cuando estoy pegado
ti,
es algo hermoso en mi corazoncito .
Regálame la brisa de tu mar enamorado
el canto de sirenas en noches cálidas a tu
lado
regálame entre murmullos de olas tus caricias
y miremos un cielo estrellado, apasionado,
entre risas y promesas de siempre
juntos enamorados .
Mis encantos amiga
No se reparten por ahí,
Ni en un atardecer en la playa
Ni con una luna enamorada.
Solo ofrezco mis encantos
A el corazón puro y franco
De un poeta de Zaragoza.
Regálame tus encantos y llévame prendido,
en ese rincón del alma,
dónde nunca te olvidan
Ser una luz que nunca se apaga,
fuente de alegría, serenidad y calma.
Ven a regalarme esos encantos
Que secuestran mis sentidos
Con música armoniosa y cantos,
Que alegres aceleran mis latidos,
Y reafirman un amor con tantos detalles
Que encienden mis gemidos.
Regálame un beso
que estoy muriendo
y mi pecho hirviendo
con cada embeleso.
Soy paracetamol de tus venas
Eres cucardas de piel suave
Somos la miel de las víboras
Andamos buscando luz en corazones podridos
Os diré, que yo la quiero así,
pues ella está dentro de mí,
por eso, me duele no tenerla aquí conmigo.
Regálame tus encantos.
Tus suaves murmullos.
El calor de tu abrazo.
Todo lo que en ti es bello sortilegio.
Ya sabes vos que yo te daré
todo lo bueno y preciado.
Que solo para ti la palabra amor surge.
Que solo por vos mis latidos cobran en verso
vivo.
Bajo qué dulce hechizo nos hemos sumido.
Ante qué encanto el día a aclarecido.
Guárdame bajo la sombra de tus caricias,
Provéeme tu encanto, nutre mi amor.
Regálame mujer
Esos dulces encantos,
En un atardecer
Entre risas y llantos;
Entrégame el placer
Que calma mis quebrantos,
Dale luz a mi ser
Con tus besos tan santos;
Estoy pegado a ti,
A tu dulce regazo,
A ese gran frenesí,
al infinito abrazo;
Por siempre yo te di
Mis caricias, mis labios…
En un lugar así
fue el encuentro
con las suaves manos tuyas
En un lugar así
cayeron de los plácidos cielos
los labios de su cálido frenesí.
En un lugar así
se adornaron las platinas
de las amargas Minas del Potosí
En un lugar así
floreció en el alma
la tierna caricia carmesí.
En un lugar así
quedó estéril el adiós
al fugar su musical verbo joyero ...
En un lugar así
ya no hubo de ella,
ni el frenesí rojo carmesí
ni todo el oro del Potosí...
¡qué nunca más la vi!
Regálame tus encantos
en lo mejor de tu vida,
déjalos que me los lleve
adentro de la valija,
que los tenga en mi cartera,
que me sienta derretida
mientras me abrazas con todo
esperando la partida
que me lleve la horizonte
añorando la alegría
de cosas viejas que busco
sin descanso noche y día
por si no vuelvo de nuevo
en la mañana perdida.
Cosas que me gustan mucho
si me besas sin medida,
mientras la luna se va
a llorar a la colina.
Eres la de ayer
la de hoy y de mañana.
Eres el tibio nido,
donde vuelan mis palabras.
Eres agua de besos
y lluvia al alba.
Humedad de vida
que moja el alma.
Eres el sendero,
que lleva siempre a casa
y el lecho de nubes,
donde el viento amaina.
Mil rosas tengo para darte
mil besos para encantarte
toda una vida para amarte
y un corazón que por ti late
Mi vida es tu vida
y mi mundo tu mundo
Un amor que bajo las sombras de tus ojos nace
y sobre tu pecho nace con cada latido de tu
carne ...
Regálame tus encantos
mi bella flor de lirio,
no dejes que mi corazón
deje de palpitar
sin la gloria de tus besos.
Regálame el perfume
de tu apasionado cuerpo,
no dejes que muera de sed
sin tu amor, sin tu pasión.
Regálame tus encantos
mi hermosa flor de lirio,
para calmar las ansias
de éste corazón
que te ama tanto.
Regálame tu bello cuerpo mujer
para entregarte otra esperanza,
de vivir el amor en tus carnes
que traen la caricia a tu Alma,
recogido tú ser en ese encanto.
El blancor de fresca nieve,
la dulzura de la miel,
la fragancia de una rosa,
la belleza de la luna,
la suavidad de una piel,
y ese volcán tan ardiente,
¡el regalo de mis sueños!
Entregaré mis encantos junto al mar besándonos
los labios,
Permitiré que acaricies el oscuro horizonte de
mi cuerpo,
Cerremos los ojos y hagamos noche el día...
Bésame, abrázame, fusiónate conmigo en un óleo
tardo,
Te regalaré mis encantos mientras llenes este
cuerpo vacío...
...pero no me diste tus encantos,
pudimos apagar los luceros y encender los
astros
para siempre;
hubiésemos cantado y escuchado cantar
las aves tempraneras del alba,
para siempre...
pero no me diste tu encantos; es más,
ya no los quiero...
así me ahorro desencantos!
Anoche soñé
Que era dueño de ti
de todos tus encantos,
tu dulce mirada
tu sonrisa sincera
tu melodiosa voz
De la luz que irradian tus ojos
cuando me escuchas decir
Que te amo,
que también eres dueña de mí
que despierta y soñando
disfruto de tu compañía
de todo tú.
Gracias infinitas amor
Por regalarme tus encantos.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri