Te entrego mis
mañanas solitarias,
Mi canto y
sonrisa sin sentido,
Las miradas
tiradas y perdidas,
Y las noches
de insomnio compartidas.
Te dedico mi
vida toda entera,
Sin saber
acaso si la quieres,
Si la buscas o
si la esperas,
Desde hace
mucho tiempo la tienes.
Te dedico mis
triunfos y mis gozos
Junto con mis
sueños derramados,
Perdidos,
tirados, guardados, amados.
Te dedico mis
letras sin sentido
Con mis rimas
un tanto forzadas,
Pero te juro
que por tu bien inspiradas,
Lloradas,
calladas y olvidadas.
Te dedico mis
secretos, mis manos,
Las miradas
accidentadas y circunstanciales,
Las canciones
que me traen tu recuerdo
Que es el fin
de mis males.
Así pues te
dedico mi fuerza y mi llanto,
Mis anhelos y
mis sueños,
Aunque
callado, escandaloso,
Ilusionado y
quizás enamorado.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
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