sábado, 6 de febrero de 2016

VIDA.

Vida, ten piedad
De la inmensa dicha
Que consume mi alma
Cada día y cada noche,
Saber que existe ella
En este tiempo y espacio,
Reconcilia mi ser contigo,
Este amor convertido
En la más hermosa mujer
Que mis ojos hayan visto
En el elixir que cura
Las antiguas heridas,
Es órbita que se concilia
Con una estrella fugaz
Que cruza mi nocturno cielo.
Vida, regálame más tiempo
Para dedicarme a ella,
Quiero cuidarla y protegerla,
Ser salud, nunca enfermedad,
Ser amor mas nunca dolor,
Dame vida la oportunidad
De hacerle felices sus días,
Este amor que le proceso
Viene con sentimientos,
Al desnudo, claros y reales,
Espejos de mi alma
Como reflector de aguas intactas.
Oh, vida, soy una persona sedienta
Del brote de su mirada,
Suspende el tiempo a su paso,
Déjame atrapar el aire
Del poema que hoy le escribo
Y compartírselo en un beso,
Dame música en la naturaleza,
Una sonrisa como riachuelo,
Maleza que le roce su fino rostro,
Unos ojos serenos para admirarla.
Dame fuego para incendiar su cuerpo
Y dame ternura para entibiar
Sus rodillas como remanso.
Vida, ten piedad del hombre
Que hoy te llama a su vida,
Porque este amor que ascendió
Del pecho a la cabeza,
Es ahora el infinito horizonte de floresta de seda,
Son los labios que muerden la ausencia,
Es luna que brilla en la noche más oscura.
Este amor es como mirar el valle,
Es poner la esperanza donde está ella,
La fe son esas horas
Que paso junto a su recuerdo,
Y el suspiro que se escapa
Es rocío del mundo,
Clamor de tenerla
Recostada entre pétalos de rosas
Y abrazada a mis activos brazos
Que vencen la soledad y el estío.




Autor 
Antonio Carlos Izaguerri 

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