Se me desangra el alma con tu ausencia
Más allá del silencio, del dolor que clama
En el inmenso vacío de la noche.
Me voy donde el sueño no despierte,
Abrupto, sin gritos, donde mi cuerpo flote
Y nada haga que mis lágrimas escapen.
Hay muchos baches en el camino.
La basura del tiempo ha llenado las paredes de escombros
Y no me dejan pasar más allá donde habita mi estrella.
La mujer de mis sueños se ha marchado
Con los últimos suspiros de la noche,
Pudo ser cuando la tuve entre mis brazos,
La esencia y el amor de mi vida;
Mas hoy su ausencia se convirtió en un doloroso recuerdo.
No importa si estoy lejos o cerca de ella,
Duermo y amanezco sólo,
En mis días que el tiempo me resta
Y mi suerte, que no es certera a mis suspiros.
Me sofoca cuando no encuentro rastros de su recuerdo,
¿Dónde estará esta noche cuando no hay estrellas?
¿Qué me puede ya dar más tristeza?
El ver cada horizonte que se aleja
Y yo sin poder verla.
¿El soñar con mundos que no existen sin ella
O tal vez el sentir que nada es suficiente,
Para agradar a este corazón sufrido?
No deseo llenar mi mente de cosas
Que no puede sostener con estas manos vacías
Se me escapa la esperanza al abismo profundo
Donde una vez hubo
Y hoy todo es igual a nada.
Todo lo bueno, todo lo malo, da lo mismo,
Y sólo espero la muerte, para matar tu recuerdo.
Ese vacío que deja la incertidumbre de no tenerla,
Que despacio y torpemente
Debilita cada latido que mi corazón sale,
Se golpea con el otro, se abalanza
En un destino sin regreso, … sin desvelos …
Porque sin ella, para mí jamás habrá cielo
Ni estrellas, ni Luna.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
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