¡Alma! ¡Alma mía!
¿Dónde estás? 
Te he escuchado llorar a través de las paredes, de las
rendijas de tu ventana. 
Alma mía, ¿dónde? No te veo. 
He amado a alguien, 
Te lo he contado sueño tras sueño, 
Se me ha ido la soledad, 
Ha llegado a mí un camino de flores... Oh, pero alma mía, 
Cuando amas no quieres soltar, sin embargo, obsequias alas
y das salida a un puente. 
Alma mía, 
Se me cierran los ojos y no es posible ya dormir, 
Tú me has visto, 
Llevo las pestañas como si me hubiese sumergido a un lago 
O como si un río se posase en mis castaños ojos. 
Ay, alma mía, las piernas se me retuercen y el dolor parece
ser amargo, 
La noche me aturde y no me resguarda el viento. 
Alma, no logro verte, 
He tocado a tu puerta, 
Tal parece hoy, te has abandonado. 
Alma mía, ¿Dónde estás? 
He escuchado tu voz, he venido a tu abrazo. 
No te veo.
Autor 
Antonio Carlos Izaguerri  
 
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