Divina esencia el carmesí de tu boca
Las constelaciones de tu fe formaron
Un mundo que aún no conocemos,
Pero exploramos tú y yo.
Tú me escudriñas y yo te exploro las minas de tu alma, y es
reciproco,
Y nos conocemos el interior desnudamente como dos cuerpos
sin ropa.
La química del suspenso se apagó
En la confianza de amarnos los dos
Sin miedo a lo desconocido, como astronautas,
Más allá de lo que vemos decidimos conocernos.
Yo voy ahí caminando entre tu espíritu
Y tu estas aquí, en el adentro del quien soy cuando escribo
poesía.
En la dosis de lo que no se conoce pero sospechamos,
Descubrimos juntos la capacidad de la entrega que fluye
La sustancia de una miel que no es de rosa,
Sino del alma, del yo que escondemos detrás de la carne y
los huesos
Que ocultan invisiblemente la capacidad de poder amar más
allá del entendimiento.
La teoría sobre lo intangible de eso que no se ve como lo
es el pensamiento,
Se hace visible a través de los versos, de los cantos,
De las flores que demuestran la ternura sensible de un
humano sentimiento,
Lleno de esperanza, de luz, de fuerza,
Y capaz de enseñar que la estrella del amor,
No es mentira sino realidad,
Y eso somos tú y yo.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
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