Siempre me he sentido diferente, y si en verdad soy
diferente creo que debo demostrarlo. No soy como esos que tiran basura en la
calle. No me emociono por una película que es repetida una y otra vez con un título
diferente, no voy de un lugar a otro pidiendo seudoamor. Me entristece muchas
cosas poco a poco lidio con eso. Mi búsqueda del conocimiento es infinita,
llegue a la conclusión que nadie ni nada es perfecto sin embargo la naturaleza
a logrado tanto para parecer perfecta que creo al hombre y el hombre creo el
maquillaje para tapar esa perfección. Nací con este vacío algunas veces una
maldición, otras muchas más una bendición. A veces no sé porque tengo ganas de
llorar como ahora. Siempre que miro al cielo sé que hay algo más tantas aunque
ya pocas estrellas lo confirman. Tengo miedo aunque fui tan mal educado para
pedir un abrazo y me eduque tan bien yo solo como para darme ese abrazo y
sentirme bien sin la necesidad de estar siempre acompañado por personas tan
materialistas que buscan sentirse superior a otras. Tan soñador que un día tras
otro pienso que podría yo hacer para cambiar las cosas de mi alrededor aunque
término por pensar que soy tan insignificante como para actuar solo. No
quisiera resignarme en esa tarea tan grande de cambiar el mundo para bien que,
tanto mal hay de sobra.
P.D. Las siluetas esperan para actuar.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.
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