sábado, 16 de septiembre de 2017

ECOS EN LA NOCHE SUDOROSA.

Ecos en la noche sudorosa.
La cúspide de la pirámide, éxtasis orgásmico.

Brilla un alba eterna de privaciones
en las pupilas del mendigo.

Ángeles que bostezan, ángeles que buscan cambiar de canal,
Control remoto, sus baterías sin carga.

Noche húmeda, subir trabajosamente.
beso a beso por el surco de su espina dorsal.
Saliva tibia que deja su rastro, beber de su manto vaporoso.

Pactos oscuros, dientes caídos, huesos que se desvanecen
¿Y el viento del sur?
¡Acomodado en una almohada rojiza!

Tus besos de metal, tan fríos como una lata de refresco.
Ángeles aburridos que se lanzan en caída libre
hacia el ocaso de las épocas.

Mil años son el chasquear de unos dedos.
Buscar el principio de lo que no hubo...
No existe un pasado juntos.

Solo existe la renovación de una rutina,
participamos pues de una guerra micro celular
ADN que hierve.

Ángeles aburridos bostezan en el silencio de mis vértebras,
de mis uniones nacientes,
de los soles que dan luz a un nuevo dolor

Un pequeño monstruo es el corazón humano,
Un cangrejo grotesco, exoesqueleto de horror,
Ángeles que de tan aburridos desafían a su creador.

Buscar las respuestas en una frase, en una mirada, en una promesa,
¡oh, perder el tiempo!

Besos tan fríos como una lata de refresco.





Autor 
Antonio Carlos Izaguerri 

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