La fragancia de la húmeda tierra
después de una tarde de intensa lluvia
impregna mis sentidos. 
Deseo estar a tu lado 
con mis manos acariciar tu cabello, 
juntar mis labios con los tuyos. 
Y pienso en ti,
y de repente, 
ya no puedo dormir. 
Amo tu mirada,
aquella que escondes bajo esos grandes anteojos
y un mechón de cabello. 
Deseo abrazarte,
apreciar juntos esta nublada noche de julio,
y apoyarme en tu pecho, sintiendo tus latidos. 
Y pienso en ti,
y de repente,
contar ovejas no es suficiente. 
Amo tu voz, 
suave y ronca a la vez,
con un leve tono gangoso causado por la gripe. 
Deseo observarte, 
susurrarte cuánto te he esperado,
mientras tú duermes a mi lado. 
Y pienso en ti,
y, de repente,
el efecto del clonarte no es suficiente. 
Amo tu risa, 
esa risa nerviosa a veces burlona, 
que alegra mis días y completa mis noches. 
Deseo amarte,
expresarte todo mi afecto y detener el tiempo,
mientras el mundo continúa a nuestro alrededor. 
Y pienso en ti,
y, de repente,
te conviertes en mi insomnio favorito.
Autor 
Antonio Carlos Izagueeei 
 
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