Lúbrica polinesia de lunares
en la pulida mar de tu cadera.
Trópico del tabaco y la madera
mecido por las olas de tus mares.
En los helados círculos polares
toda tu superficie reverbera...
Bajo las luces de tu primavera,
a punto de deshielo, los glaciares.
Los salmones avanzan por tus venas
meridianos rompiendo en su locura.
Las aves vuelan desde tus colinas.
Terreno fértil, huerto de azucenas:
tan variada riqueza de hermosura
pesa sobre tus hombros, que te inclinas.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
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