Sostengo la mirada en el horizonte de tu cama,
Iluminada estás en el candente tinte de tu
sangre.
En el ritual que antecede a la total entrega
Me fui adueñando de tu alma y de tu carne,
Perfumaste de vida mis pulmones … respirándote,
Reflujo del corazón mi amor eterno,
En el febril abrazo, en el beso que selló
nuestros excesos.
Calcé tu andar sobre el lienzo virgen
turquesado,
Ondeaba en mis cabellos tu vestido,
Níveas tus prendas deslizadas sucumbieron,
Trabadas extremidades, libidinosos besos
Incendiando fueron el césped de nuestro universo,
Gutural se fue quedando el verbo…más lo dijo
todo,
Ocasionando que solícito te abriera mis
tesoros.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
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