No puedes negarte a un brindis pequeño,
que dure un instante como los incendios,
que habite en tu cuerpo y descubra secretos,
y anuncie los márgenes de tu pensamiento.
No puedes dejarme vestida de cielo,
y con el conjuro de tu primer beso,
Negarte sería pedir a la noche
que no tenga luna, ni sueños traviesos.
Cómo podría resistir un beso tuyo
de labios húmedos y saborientos
a champañas tan calientes
como tu aliento en mi vientre.
Aún vestida de perfumada piel
nunca sabré si regalarte
entre las eternas noches
con traviesos juegos de amor,
un corazón tan ensangrentado
que un beso tuyo pueda arreglar
o morir en tus sueños sensuales.
Brindemos, busquemos en cada discurso,
la elipsis que sabe lo que nos pervierte,
y en ese vaivén en el que somos puente,
el amor rearma los dos afluentes,
El uno corre contra la corriente, el otro
avienta,
toda nuestra suerte y si perdimos la cordura
dentro,
¡Qué importa mi vida si me amas!
No puedo negarme
a este brindis pequeño
que dure un instante
que inicie un incendio
que beba en tu cuerpo
ocultos secretos
que bebas del mío
Lo que tengo aquí dentro
Y que nadie lo sepa
ni la noche, el lucero
la luna ni el cielo.
Solo tú y yo
y el brindis pequeño.
YA SABES QUIEN
Te invito a que brindemos
Labio a alabó
Bajo las estrellas
Y términos en locos deseo
Ven te invito a compartir
El fuego que hay en mi
En un brindis de amor
Ven una copa no será tan mala
Sojo juntemos los labios..
Solo tú eres mi ternura,
quien llamaría,
mi niña eterna
desbordando mi alma y el fuego de mi corazón.
Quemaría tu piel bebiendo tu sangre candente
entre besos y brindis de amor.
Una copa por cada latido de tu corazón
que haga del mío tu seguidor eterno,
una copa por cada gota de tus labios
y que nunca logres apagar mi sed.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
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