Estoy aquí sentado en el cordón de la vida y
me puse a hacer un retrospectiva de lo vivido hasta este momento, él cuenta
kilómetros de mi viejo motor, me indica que debo parar.
Y desde esta atalaya lo que veo no me llena de
alegría que digamos, veo gente muy apurada para llegar…a ninguna parte.
Veo individuos robotizados gesticulando y
hablándoles a un celular todo el día, como si el planeta girara a través de
dicho aparato, llegando al colmo de tener sexo a través de él, ¿te digo la
verdad? A mí los revolcones siempre me gustaron en vivo y en directo.
Las comparaciones serán odiosas pero hay que
hacerlas, pongamos como ejemplo las letras de los tangos, en ellos cualquiera
que los escribe es un poeta, en cambio las letras de la música que consumen los
jóvenes de hoy … me reservo lo que pienso.
Uno de los tantos ejemplos en el tango nos
dice: “estoy mirando la vida desde el cristal de un charquito”, aquí va una de
las tantas “joyitas” modernas: “mueve tu carnaza mamasa”…¿Qué fino no?.
…y la vida va y yo como bola sin manija, a los
tumbos, en bolas y sin documentos, a quién carajo le puede importar lo que
piensa este viejo choto, que anda con esas huevadas de hablar con la luna.
Pero no todas son malas (para nada) las hay
también buenas y a montones, lo que pasa es que a mil por hora son difíciles de
verlas, todavía a pesar de todo me doy ciertos lujos, por ejemplo de vez en
cuando veo volar alguna mariposa y a bordo de ella me remonto a mi niñez, algún
bichito de luz y los pájaros alegrándome con sus musicales gorjeos, entonces me
doy cuenta…QUE NO TODO ESTÁ PERDIDO.
Pero si de contradicciones se trata, este
tiempo se lleva las palmas, no hay día en que la ciencia o la tecnología no nos
deja de sorprender, con algún descubrimiento en pos de una mejor vida y por
otro lado no deja de haber a cada rato, un nuevo conflicto que tiñe de sangre a
un mundo que no termina de curar sus heridas.
Y entonces llega el momento en que ya con las
bolas llenas pego el grito…PUTO MUNDO, PARÁ QUE ME QUIERO BAJAR.
Pero eso me tarda un suspiro y vuelvo a
ponerme el disfraz de ciudadano sumiso…y me voy al mazo sin chistar.
¿La verdad? Ya estoy repodrido de nadar contra
la corriente sin ganar una, acopié un montón de heridas dignas de mejor causa.
También soy muy consciente de saber dónde
estoy parado, en el equipo de la vida no toco una, nadie me da pelota dentro de
la cancha y al final me doy cuenta tristemente, que estoy más solo que Adán en
el día de la madre.
EPÍLOGO
¿Jugamos hermano a que podría introducirme en
una máquina del tiempo? Dicho artefacto tendría dos botones con dos
aplicaciones diferentes, el de la izquierda dirige la máquina hacia el futuro y
el de la derecha hacia el pasado.
¿Qué haría una persona inteligente y centrada?
Lo normal es que quisiera saber lo que le depararía el futuro, pero como yo no
soy ni inteligente ni centrado, acertaron, no me interesa para nada el
futuro…iría de una hacia el pasado.
Y en ese mismo pasado me veo en una esquina
neutra de mi Buenos Aires, con veinte años y toda la pinta y el empuje del
mundo, esperando escuchar el rechinar del tranvía, para dirigirme hacia aquella
vieja confitería del centro de la ciudad, allí sería la cita con un gran y
hondo amor, Doris, la dulce Luxemburguesa, la que me enseñó que el amor es pura
magia y también me hizo dar cuenta…QUE BIEN VALIÓ LAPENA VIVIR AUNQUE MÁS NO
SEA, PARA PODERLA CRUZARLA EN MI VIDA.
Alguien ya lo dijo:
¡ Y LOS SUEÑOS…
SUEÑOS SON!..
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
Eso mismo pienso yo, pero ya me da igual viajar contracorriente, no me guio por modas, ni por comemos estúpidos, tampoco arrieros ver ni futuro, ese ya lo viviendo día a día y paso a paso. Volveros a mi pasado para hablar a mi madre y hermanos, volvería para cambiar las cosas .
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