No entiendo como de repente te vi,
y empecé a sentir esto que siento,
De pronto tu sonrisa lo fue todo.
Tu rostro disfrazado de ingenuidad,
empezó a robarme el sueño
y mi sonrisa empezó a depender de la tuya,
tu voz ahora estremece mi cuerpo.
Rondo el pasillo donde sé que te encontraré,
y te encuentro, te toco, te abrazo. Basta con
tan poco para desearte.
No te conozco, lo sé,
pero esa sonrisa y esa mirada,
la seguridad con que te avecinas.
Y tantas cosas más que me hacen desearte .
Desearte, si, porque no te amo es cierto pero
te deseo,
para explotar, para vivir para eso te deseo,
para descubrir lo que no he descubierto,
para entregarme sin atavíos,
para que me acaricies con tus manos.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
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