Con todo mi cariño a mi amiga Shara González.
Llora el bebé en el regazo
y en el nido los polluelos.
Llora el alma en el silencio
y el corazón en los brazos,
del amor que vive lejos.
Llora quien se siente preso
y sin grilletes se oprime.
Entre riquezas solloza,
quien la libertad cohíbe.
Van quedando los retazos,
de pasadas desventuras.
Pero la vida se muda,
como la piel el lagarto.
Lágrimas que van rodando,
en la pena que perdura.
Tiernos gemidos que nublan,
las escasas alegrías.
La voz se ha quedado muda,
entre sollozos perdida.
Llora el cachorro que pierde,
el cariño que le acuna
y en los lloros se desnuda,
el alma de la criatura.
Sueña llorando quien teme,
que los sueños sean de bruma.
Lloran la ausencia y la hambruna,
en la dignidad perdida,
en las derrota sufrida,
si la humanidad se pierde.
Se van quedando en la nieve,
los copos que ya cayeron.
Los silenciosos fragmentos,
de las palabras que hieren.
Lágrimas que van rodando,
en el lecho de la muerte.
El amor que va y que viene,
como el aire que se pierde,
en los entreabiertos labios.
Llora la sangre que fluye,
llora el corazón que late.
Llora el amor que subyace,
en el fondo de la sima.
Llora quien siente fatiga,
de la mirada que finge.
Quien el corazón ensancha,
con la lágrima que fluye.
Llora quien del amor huye.
Llorando queda la Tierra,
flagelada en sus orígenes.
El amor que se consume,
y el que de su vientre nace.
Ama llorando quien pace,
en las pasiones del mundo.
Llora quien siempre sucumbe,
al dominio de sus amos.
En las lágrimas se unen,
el amor y los agravios.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
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