Entre el alba y la penumbra,
de la tarde que amodorra,
vive agitada la historia,
que en apresuradas modas,
gira al socaire del tiempo.
Vibrando en cada momento,
pasa sin pena ni gloria,
fugaz el frágil recuerdo
o machacón se apodera,
de la insistente memoria.
Luces en el firmamento,
que veloces se recrean,
en la perezosa aurora.
Como cometas de tiempo,
al capricho de los vientos,
va visitando en los sueños,
a quienes despiertos sueñan.
Ráfagas de pensamientos,
que atropellan en la alcoba,
a creados sentimientos.
En la noria de los tiempos,
todo encaja en cada verbo.
Enlazados van viviendo,
poderosas alianzas.
Todo conectado está,
unidos por los secretos.
Insondables vericuetos,
de inexpugnables desiertos.
impávido vive inmerso,
gira y gira en la constancia.
Atropellados recuerdos,
solapándose sin freno.
Reclamando su lugar,
a zarpazos removiendo,
de los instantes los nuevos.
Libre vibra el pensamiento,
en cables de puro acero.
Sosteniendo la cordura,
se va sucediendo el tiempo.
En alfileres prendidos,
se balancean los amores,
brillando como fogones,
o en la palidez perdidos.
En los tonos sostenidos,
entonan vivos conciertos.
Matizando pensamientos,
en rebeldes sentimientos,
en sollozantes despidos.
La brisa queda flotando,
entre efluvios de placer,
mientras la vida se arrima,
a la alegría de nacer.
Una corriente de rimas,
vistiendo el atardecer.
Un atrevida sonrisa,
en el suspiro escondida.
Amor que impregna la vida,
en la libertad de ser.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
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