Siempre que hay un motivo, se presenta
con los brazos abiertos y extendidos,
despierta del letargo los sentidos,
con su chispa, su sal y su pimienta.
Las horas del reloj se las inventa,
te borra los secretos escondidos,
llena todos sus besos encendidos
solo con el placer que representa.
Abre los corazones con su aliento,
le basta una pequeña bocanada
para dejar desnudo el pensamiento.
Anega de ilusiones la mirada
y mece de tal grado el sentimiento,
que deja incluso el alma enamorada.
es la dama soñada,
la que espera feliz y de buen modo
no ser solo un instante, sino todo.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
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