Con cariño a Shara.
Llegué a ti una tarde, llevando mi ofrenda de
amor,
esperé casi un año para poder contemplarte,
no sabías tú, que llevaba el corazón lleno de
dolor,
por amarte sin razón, por amarte sin tenerte.
Recuerdas aquella tarde cuando se cruzaron
nuestra mirada,
te di un beso en tu mejilla y no quise pedirte
nada,
me quede mirándote y pensé que estabas muy
enamorada,
que tu corazón amaba, pero te quedaste
callada.
Tú te quisiste regresar, de nuevo por otro
camino,
me miraste a lo lejos y yo desde lejos te
mire,
mas mis ojos se nublaron y seguiste tu
destino,
y tú llegaste a mí, muy sería y con poca fe.
Quizás mi amor no llegó a ti, pero si me llegó
tu olvido,
y te mire fijamente, sintiendo en mi corazón
su latido,
te dije: - te amo – te amo - te dije muy
bajito al oído,
pero tú, una vez más, me tuviste a tu pies
rendido.
Tú no querías saber nada de amor, nada de eso,
yo queriendo alegrarte, deje escapar una
sonrisa,
pero al mirarte en verdad quise yo darte un
beso,
pero te apartaste de mí y te fuiste muy de
prisa.
Me dijiste – por favor no me vuelvas a buscar,
la gente puede pensar que hay algo entre
nosotros,
deja el tiempo pasar, que quizás te llegue a
amar,
pero hoy no por favor, apártate de mis ojos.
Y así fue, fui caminando a solas llevando todo
mi dolor,
la noche llego pronto y abrazado muy junto a
mi almohada,
deje descansar mi alma y saqué de mi corazón
tu amor,
le dije - es hora que calmes tu pena, porque
está cerca la alborada.
Hoy mi corazón de nuevo me ha preguntado por
ti,
y callado me he quedado sin saberlo responder,
él te sigue aun amando, no puede vivir sin ti,
solo mi ofrenda de amor, hoy te he venido a
ofrecer.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
No hay comentarios:
Publicar un comentario