Me permitiste poseer un poco de tu nombre,
porto en la piel gustoso tus cicatrices, para ser parte de tu excéntrica
esencia, antídoto al veneno sombrío.
Revelaste uno a uno los secretos guardados en
tus deseos de olvido, tu confianza es mi alivio, las caricias están conmigo.
El propósito era ser amigos, como lo son el
invierno y el frío, pero se tornó distinto, ahora nos enteramos que el orgullo
es un saco vacío, la felicidad es contigo.
Era verdad cada letra, no exageraba en ninguna
de ellas. Podía ver en tus ojos los míos y en ocasiones malinterpretaba tu
silencio como mi enemigo.
Las fantasías cedieron terreno a los momentos
más bellos, la realidad ya no es un castigo, ahora todo es tan distinto, desde
que el amor es mi amigo.
Nuestra similitud es un completo desorden,
mientras la rutina rige tus pasos, en cambio yo no distingo entre el día y la
noche. Mi debilidad es motivo inevitable al desvío.
Creí estar en la senda correcta, sinceramente
vivía con un hueco enorme en el pecho. En un destello, entre un limbo y el
tiempo, la mitad de mi corazón es carne de tu carne.
Valió desviarse unos cuantos metros, que para
algunos serían kilómetros y pérdida de energía. Para mí sólo fue una caída, un
dolor lacerante, mi mejor atajo al cielo.
El paraíso en vida es contigo, mientras tú
amor es conmigo, si alguien pregunta de dónde he venido, diles que fue una
súplica al destino y un perfecto desvío en mi camino.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
No hay comentarios:
Publicar un comentario