Mi sueño se despertó
teniéndote al lado mío,
y a poco ni bien te vio
lo ha compartido conmigo.
Me lo ha hecho tan real
como bello, dulce y lindo.
Con erotismo total,
y sensualmente exquisito.
Sábanas blancas rodeadas
por mil pétalos de rosas.
Una música angelada
y tú ... desnuda y preciosa!
Esas curvas prominentes
esperando ser besadas,
con pasión y sutilmente,
con fuego, furia y palabras ...
Que encendieran más las llamas
que tanto ya nos quemaban,
y las cómplices miradas
que hablaban sin decir nada.
Comencé a recorrerte
con las palmas de mis manos
muy despacio, lentamente,
y locamente excitado.
Tu cuerpo se contorneaba
sin lograrlo detener.
Tu corazón se escuchaba
cual si viniera en tropel.
Mis labios entre tus piernas
continuaban su escalada.
Pedías no se detengan,
con voz de desesperada.
Tu piel cual brasa candente,
tus ojos incineraban,
el sudor corría en tu frente,
en tus pechos y en tu espalda.
Mi boca llegó a la puerta
y entró sin que digas nada,
toda húmeda, mi lengua
degustando esa cascada ...
De néctar incontenible
que tanto placer le daba.
Tan bellamente increíble,
que lo pienso y me da ganas ...
De revivir ese sueño,
contigo, mi dulce amada,
pese a que estemos tan lejos
y tan cerca nuestras almas.
Lo que sigue no lo plasmo
pues, no hallo las palabras
y además, es muy privado,
tuyo y mío en la distancia!
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.
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