Guarda siempre el recuerdo hermoso
de cuando nos acurrucábamos juntos,
y con premura absorbías de mis labios
los efluvios de mi amor, fueron bonitos
esos momentos que aún queda un resplandor,
y con las marcas de tu corazón recréame,
con la agudeza que tienen los versados,
cerrando los ojos, dibújame con apetencia,
mis huellas tatuadas calmaran tus inquietudes,
con ese sutil arrebato que delicias te concede
y que ahora saciará tus exigencias
de tener otra vez en tu dermis mi caricia,
aunque la distancia sea excesiva
no dejes de añórarme, ni de amarme,
en sueños visitaré tu mente,
con susurros, caricias y besos sin cansancio,
te amaré y me amarás, pues nos amamos,
nunca me olvides… en absoluto,
y aún distantes nos vamos a amar más
porque un día volveremos vernos.
Inducido tengo el afán de tenerte a mi lado,
pero la dicha de lograrlo se me ha obstruido,
incitado quedo por tener tu sonoridad
cerca de mis oídos, pero arcanos son realmente
al sentirlos tan ajenos y viajo con los
vientos
a pasados y futuros para hallar tus
aspiraciones.
¿Por qué el destino cruzó nuestros caminos
si no fuimos hechos para unificar los límpidos
sentimientos que crece en nuestros corazones?
Cavilo sin tener respuestas y pierdo la razón.
¿Será que un día me olvidaré totalmente de ti?
No entiendo por qué el cruel hado es así.
¿Con quién sueñas? ¿Cómo podré saberlo,
quién es el caballero que tus ansias activa?
Un bienaventurado ha de ser él, mientras
habite
en tus lindos pensamientos y sea el causante,
de tus sicalípticos afanes … ¡no puede ser!,
pero es cierto, él debe ser tan amoroso,
para merecer ese derecho de pasearse
con sus manos sobre tu completa integridad,
apoderarse de tus sueños, para luego adueñarse
del angelical sabor de tu producto hierático,
mientras tanto yo voy a quedarme en mi
soledad,
pensando solamente … que estar contigo es tan
bonito.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
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