sábado, 16 de mayo de 2020

ROSALES EN EL JARDÍN.


Un destello en la pupila,
cegó de luz la mirada
y los ojos se eclipsaron,
con la belleza asomada.
Cerró de pronto los párpados,
ante la luz cristalina
y amó el interior la luz,
de tanta belleza prístina.

Lento camino se extiende,
para que transite el alma
y las orillas contienen,
la savia que la amamanta.
Vapores que sobrevuelan,
como cortinas que tapan
y van cubriendo las luces,
que van acudiendo al alba.

En los márgenes del tiempo,
se dilucida la vida,
que va dejando pedazos,
de las sendas emprendidas.
En el centro del camino,
deja sus huellas quien pisa,
con firmeza su destino
y no se arredra ante el miedo,
de las dudas en que habita.
               
Amor envuelto en nostalgias,
con guirnaldas que iluminan.
Amor que vive sin tiempo,
entre pavor y alegrías.
Amor repleto de impulsos,
de alientos que se desatan,
Falsos amores que plagian,
para encubrir sus desdichas.

Rosales en el jardín
de pétalos que acarician.
Bellos olores que emanan,
de la verdad de quien mira.
Cenit que alcanza su fin,
si la inteligencia vibra.
y anhelos que se arrodillan,
ante colinas más altas.

Un destello en la retina,
del amor que se prodiga.
Una mirada cautiva,
que suplica la salida.
Unas pupilas que hablan,
con tanta sabiduría.
La voz que al ver se arrebata,
de la inmensidad que mira.

Amor en el corazón,
mientras la mente vigila.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri.  

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