Libertad, gritó la vida,
grito que desde la cuna,
quedará sellada a fuego.
La voz sin freno transita,
reclamando su derecho.
Libertad de pensamiento,
reclama el pensante ser,
a la que se niega el necio.
La libertad en silencio,
forjó cimientos de acero,
para poderla gritar,
allende los cuatro vientos.
La libertad se hace hueco,
en los sinuosos senderos,
donde anida el pensamiento
y va dejando leyendas,
de la verdad de sus credos.
Caminante en soledad,
con su pensar hacia adentro,
volteando las nostalgias,
rememorando los hechos,
acaecidos en la bruma,
de los fragorosos tiempos.
Libera sus ataduras,
de su condición de preso
y caminando sin prisa,
reaviva su pensamiento.
Libertad gritó la hambruna,
en su hambre constreñida,
diezmadas sus facultades,
su necesidad y su vida.
Libertad quiere afligida,
para caminar erguida,
sin frenos ni cortapisas.
La voz libre entre los labios,
como grácil golondrina.
Libre el Universo mira,
bajo su mirada al mundo,
lleno de futilidades,
de banalidad y abusos.
En sus lacrimosos ojos,
soñadores y perpetuos,
henchidos de libertad,
buscan sin pausa destellos,
que reflejen la verdad.
Libertad gritó el amor,
en los vapores del tiempo,
libre en su efluvio buscando,
los corazones sinceros.
Auténtica libertad,
de quienes viven pensando,
que hay algo más allá.
Amores en libertad,
para ser más ser humano.
Libertad gritó la vida,
mirando la realidad.
Al corazón de verdad,
se abrazó la libertad,
como la amistad a la mano.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.
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