No son tiempos donde se lleve o esté de moda
el honor,
pero es cierto que sigue habiendo hombres de
honor,
hombres con principios y normas éticas de
comportamiento,
personas que por su actitud merecen mi loa y
respeto.
Una persona de honor, los demás saben que si
es su amigo,
es un fiel y leal compañero, que no le va a
decepcionar,
también sus enemigos saben que es un duro
escollo,
una dura piedra, que a veces la única opción
es la de esquivar.
Una persona de honor es fiel a sus hermanos
coetáneos y de sangre,
una persona de honor … huye o rehúye de los
conocidos, de los caballos,
de los vasallos de los oportunistas y de los
traidores lameculos,
si habla es para decir la verdad, si no la
puede decir se calla.
Las personas de honor tienen muy pocos amigos,
pero son buenos,
una persona de honor ante las injusticias se
indigna, es valiente,
y muchas veces es incomprendido por sus éticos
principios,
una persona de honor nunca es canalla con su
mujer, la adora.
Yo si tengo que enfrentarme a alguien, como aragonés,
como marinero,
prefiero no hacerlo nunca a una persona de
honor, porque…,
si tiene honor, si cree en su razón, igual no
tengo fuerzas para luchar,
aunque por suerte siempre me he enfrentado a
gente sin ningún honor.
Y por penúltimo pero no menos importante, una
persona de honor,
nunca olvides, que saca fuerzas, que lucha con
su corazón,
que cree en lo que dice, y que si es necesario
se sacrifica, se excluye,
porque para él siempre hay ideales por encima
de cualquier demoniaca razón.
Ya por último, una persona de honor, no
olvides, es un soldado,
si te enfrentas a él, te puedes ver envuelto
en un auténtico infierno,
que para ganarle igual tienes que rematarle,
ya que no suele rendirse,
ahora, ser amigo de un hombre de honor es un
auténtico privilegio.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.
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