miércoles, 1 de julio de 2020

DIVINOS PLACERES.


Es bella la pasión que está prohibida
y reta al mundo, lleno de aprensiones;
llegando al corazón de amor henchida
y con delirios plenos de emociones.

Con dulce anhelo buscará la boca
que está vedada por un dogma necio;
pero que guarda la ilusión más loca
aunque le toque sufragar el precio.

Y se desliza alegre y complaciente
entre los brazos de la amante inquieta;
que espera ansiosa la caricia ardiente
que su delirio, con fervor completa.

Ir sigilosos a tocar ventanas
y convertir las noches en poemas;
mas esplendor le dan a las mañanas
que siempre brillan con fulgor de gemas.

Ver en penumbras los azules ojos
llenos de luz, que causan embeleso;
para postrarnos a sus pies de hinojos,
ante su hechizo, que nos tiene preso.

Atravesar la solitaria calle
pensando siempre en el sedoso cuello;
de aquella dama de perfecto talle
que nos seduce con su gran destello.

En los jardines del amor genuino
suena más dulce, del zorzal su canto;
y nos transporta con su don divino
a dulces lechos de vivaz encanto.

Son paraísos que no tienen normas
esas estancias de perfumes llenas;
acariciando las sensuales formas,
que hacen oír los cantos de sirenas.

Nunca evitemos un amor prohibido
y disfrutemos su candor glorioso;
que ofrece un cuerpo de ansiedad tejido,
con esa llama de volcán fogoso.

Esa es la gloria que buscar debemos
sin someternos a promesas vanas,
de lindos cielos, que ganar podemos
si abandonamos del placer sus dianas.



Autor
Antonio Carlos Izaguerri.

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