sábado, 25 de julio de 2020

EN EL CORAZÓN DEL VERSO.


En el corazón del verso,
vive silente la estrofa,
esperando al Universo.
Busca pensando las rimas,
o aparecen como flecos,
descolgándose sin prisa,
de las letras y sus ecos.
Inmersa está en el silencio,
como una cautiva rosa.

Siempre viva la nostalgia,
que agranda sus ojos negros,
mirando entre las fragancias,
que va dejando el recuerdo.
Su voz es queda y precisa
o intempestiva en exceso.
Así el verso se desliza,
con la realidad y el sueño.

Caminos intransitables,
de trampas, broza y deshechos.
En la espesura selváticos,
follaje oscuro y espeso.
Abriendo camino sueña,
el poeta con tenerlos
y miles de encrucijadas,
ponen en jaque sus versos,
vibrando su tenso aliento.

Figuras de filigranas,
entre recónditos huecos,
fisuras de ansias tempranas,
tejidas de versos frescos.
Amores entretejidos,
escapando entre los ecos,
de las verdades humanas.
Vientos calientes o frescos,
vibrantes o circunspectos.

En el corazón del verso,
se cocinan los latidos,
que palpitan como plumas,
aireadas por el aliento.
Matices entre las brumas,
de abandonados pertrechos.
A flor de piel la nostalgia,
que se recrea de nuevo.

Piedras que aparecen vivas,
para hacer puentes o muros,
para encerrar o extramuros,
construir refugios de tiempo.
Volcar sin pausa la esencia,
que vive anclada en el centro,
en el centro de los versos,
como pavesas, inquietos.

En el corazón, el verso,
con el amor va creciendo,
salpicado de las dudas,
de sus taras y defectos.
Abraza la rima al tiempo,
como abraza la criatura,
a su inmediato sustento,
en el corazón del verso.






Autor
Antonio Carlos Izaguerri.

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